La espondilitis anquilosante (EA) pertenece al grupo de las espondiloartropatías, que identifica a un grupo de enfermedades reumáticas que tienen en común manifestaciones clínicas, radiológicas, de laboratorio y genéticas; éstas enfermedades son: la espondilitis anquilosante, espondiloartropatías juveniles, artritis reactiva, artritis soriásica y las relacionadas con enfermedad inflamatoria intestinal.
Las espondiloartropatías se dividen en indiferenciadas y diferenciadas. Las primeras se consideran así porque no cumplen los criterios clínicos ni diagnósticos y las segundas (en donde entran las dos primeras de las enfermedades antes mencionadas) sí presentan los criterios necesarios.
Definición
La EA se define como una enfermedad inflamatoria crónica de etiología desconocida, caracterizada por inflamación de las entesis (zonas de inserción).
Epidemiología
La susceptibilidad para la EA está ligada al HLA-B27 y 20% de los caucásicos que expresan este antígeno desarrollan la enfermedad. Se calcula que en México hay una incidencia entre 100,000 a 400,000 pacientes.
Tiene gran impacto en la vida de los enfermos, principalmente en el área laboral y la tasa de mortalidad es mayor que lo esperado en la población general. Las causas de muerte más frecuentes son por enfermedad cardiovascular y accidentes.
Etiología y patogenia
La causa de la EA se desconoce, pero se reconoce que ciertos agentes como Salmonella sp., Klebsiella pneumoniae y Campylobacter jejuni pueden desencadenar la enfermedad con susceptibilidad asociada a HLA-B27.
Características clínicas
Los varones son mas afectados que las mujeres. Cuando la enfermedad ha producido daño estructural el cuadro es típico y el diagnóstico no representa un problema.
El cuadro clínico "típico" es tardío y con daño estructural irreversible. El lapso promedio entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico es de entre 7 a 11 años.
Las manifestaciones iniciales son dolor en la espalda, artritis, entesitis periférica y uveítis. Ésta última suele ser unilateral y se manifiesta con dolor ocular, disminución de la agudeza visual y "ojo rojo". El cuadro articular más común es la artritis asimétrica de rodillas y tobillos. La entesitis puede manifestarse de diversas formas, incluyendo dolor de talones (talalgia), dolor en las inserciones del tendón de Aquiles, dolor en la parrilla costal y dolor en cualquier parte de la columna.
Exploración física
El paciente mostrará daño estructural de la columna, restricción de la movilidad de la caja torácica y aplanamiento de la curvatura lordótica normal. También se encorva, no tiene movimientos del cuello, la columna dorsal y lumbar y presenta dificultad para caminar. La exploración en los primeros meses de la enfermedad puede ser normal o revelar sólo dolor a la palpación de las entesis.
Laboratorio
La EA puede acompañarse de proceso inflamatorio sistémico con elevación en la velocidad de sedimentación globular, proteína C reactiva y menos frecuente anemia y trombocitosis. El factor reumatoide y los anticuerpos antinucleares son negativos.
Radiología e imagen
- Los procedimientos básicos para sustentar el diagnóstico son las radiografías simples.
- El punto más importante es comprobar que las articulaciones sacroiliacas están afectadas y en muchos casos una placa de pelvis es suficiente.
- La proyección posteroanterior (PA) y las proyecciones oblicuas de Ferguson son muy útiles.
- Los cambios iniciales incluyen "seudoensanchamiento" de la articulación y esclerosis en uno o ambos márgenes articulares.
- La TAC es útil para detectar sacroilitis temprana.
- Con el progreso de la enfermedad, las vértebras se observan con "esquinas brillantes" o erosionadas (lesiones de Romanus).
- Los ligamentos se osifican, dando imágenes de sindesmofitos, los cuales cuando son bilaterales dan la apariencia de "caña de bambú".
- Se presenta luxación atlantoaxial, que es el desplazamiento de la primera vértebra con la segunda. Puede ser anterior, vertical o lateral.
Diagnóstico
La expresión clínica más temprana de la enfermedad incluye artriis de predominio en grandes articulaciones, entesitis plantar, dolor bajo de espalda y uveítis anterior no granulomatosa.
Ante sospecha de EA lo que resta es comprobar que las articulaciones sacroilíacas están inflamadas.
Tratamiento
El ejercicio es la plataforma del tratamiento y debe ser programado, continuado y persistente. La natación es muy recomendable.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) deben utilizarse para disminuir las molestias.
La sulfasalazina y el metotrexato son útiles para la afección periférica articular y para la uveítis.
Bibliografía:
-Dr. Martínez Elizondo, P. (2008). Introducción a la reumatología (4ta ed.). (P. Dr. Martínez Elizondo, Ed.) México: Colegio Mexicano de Reumatología.
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